En 1896, en pleno auge del ciclismo, se publicó un artículo en el New York Times. El artículo decía: "Tiene la virtud única de producir una velocidad tan grande como la del caballo, casi tan grande como la que se alcanza con la energía del vapor, y sin embargo impone a la conciencia el hecho de que es completamente autopropulsado. En la naturaleza del movimiento hay otra combinación única. Con la gran velocidad hay un deslizamiento y balanceo sutiles del patinaje, algo del balanceo de un yate, un toque del rebote ecuestre y una sugerencia de volar. El efecto de todo esto sobre la mente es tan saludablemente estimulante como lo es el ejercicio para el cuerpo". Un tal "ANJ" firmaba como autor del artículo.
Más de 120 años después, se está produciendo otro boom del ciclismo en todo el mundo. La razón es completamente diferente a la anterior, ya que las razones para montar en bicicleta ahora surgen de querer estar en forma o cuidar el medio ambiente. La última frase del artículo sigue siendo cierta: el efecto del ciclismo en la mente del ciclista es "saludablemente estimulante". Más allá del efecto del ciclismo en el cuerpo como una forma de ejercicio, también afecta a la mente al estimular el cerebro y produce muchos efectos, como felicidad, comodidad e incluso puede hacer que el ciclista sea más inteligente, como se ha demostrado en algunos estudios clínicos.
En los últimos años, el auge del ciclismo ha aumentado continuamente en todo el mundo. Tomemos como ejemplo Dinamarca, donde 9 de cada 10 personas poseen una bicicleta y la utilizan con regularidad. Las estadísticas de participación en el ciclismo son un poco menos impresionantes en otras partes del mundo, pero aun así han experimentado un repunte en los últimos años. Por ejemplo, alrededor del 30 por ciento de la población de Alemania monta en bicicleta en algún momento de la semana, y el ciclista típico monta tres veces por semana o utiliza la bicicleta durante aproximadamente un tercio de sus viajes.
En los Estados Unidos, la participación en el ciclismo ha aumentado en los últimos años, pero tampoco es comparable con Dinamarca. El número de viajes en bicicleta aumentó de poco menos de 2 mil millones en 2000 a 4 mil millones en 2009. Las cifras siguen aumentando.
120 años después, sí, el mundo ha cambiado. La cultura, la tradición, el trabajo y el estilo de vida son completamente diferentes a los de 1896. Pero lo que resulta emocionante es saber que, independientemente de cómo haya cambiado nuestro mundo, las necesidades humanas siguen siendo las mismas. Seguimos queriendo sentir la brisa mientras "volamos" cuando montamos en bicicleta. Seguimos amando la sensación estimulante que da cuando pisas los pedales, cuando te agarras al manillar. Puede que las carreteras hayan cambiado, que las vistas sean ahora una jungla de cemento en lugar de una jungla verde, pero la misma razón sigue atrayendo a la gente a la bicicleta: que al montar este caballo mecánico obtenemos la satisfacción de cuidar nuestra vida, nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu.